La igualdad se queda fuera del acuerdo económico y social

El pasado 2 de febrero se escenificaba la firma del acuerdo económico y social, por el que se reforma el sistema público de pensiones, se establecen algunas líneas de actuación para las políticas activas de empleo y se definen algunas cuestiones de política energética. Ante las cámaras, los protagonistas se mostraban satisfechos por haber contribuido a algo histórico.

Han surgido las comparaciones con el acuerdo conseguido en 1977 que dio lugar al Pacto de Toledo; y bueno, lo cierto es que sí, hay alguna similitud. Os propongo un juego … a ver quién es capaz de identificar lo que efectivamente se repite en ambas fotos 😉

La ausencia de mujeres en ambos acuerdos es algo fácilmente identificable sólo con ver las fotos.
La consecuencia de esta ausencia es clara: la igualdad se queda también de este acuerdo económico y social.

Estos días he estado dando mi opinión sobre lo que me parece este acuerdo y sobre el previsible efecto negativo en la situación de desigualdad laboral que sigue afectando a las mujeres, a todas, las empleadas y las desempleadas, las madres y las que ni siquiera quieren serlo, a las jóvenes y a las mayores … A TODAS.

Hablo de todo ello y algo más en este artículo: Hambre de democracia económica que podeis encontrar también en Librodenotas y en Rebelión en el que vengo a decir que sí sería posible haber planteado otra reforma del sistema de pensiones, teniendo en cuenta algunas premisas que se han olvidado considerar.

¡¡Ya les vale!! con la disculpa de la crisis, la misoginia vuelve a manifestarse a sus anchas (ha existido siempre, pero además en estos tiempos se muestra con una indolencia descarnada, legitimada por este puñetero sistema patriarcal)

El 1 de febrero, participé en el programa ‘Carne Cruda’ de Radio 3: ‘Hasta los Ovarios’ era el grito del programa para abordar el debate sobre la desigualdad laboral; hablamos de la división sexual del trabajo, de cómo con las políticas de ajuste se está reforzando, de la falta de enfoque de corresponsabilidad en las políticas públicas y también del efecto devastador que ello tiene sobre la natalidad; de los círculos concéntricos de la desigualdad de género en los que nos movemos … en fin, de todo eso.

El 3 de febrero comentaba en Radio ECCA, de Tenerife, que no me siento representada con este acuerdo económico, que además de significar un recorte en los derechos sociales (por mucho que se empeñen en camuflarlo, se trata de una reducción de pensiones proyectada en el tiempo), tiene un sesgo de género terrible.

Es evidente que mujeres y hombres tenemos carreras laborales diferentes, las de ellos son más largas, las nuestras, más cortas. Eso se traslada directametne a los datos de pensiones y pensionistas: En 2007 el 70,95% de los hombres que se jubilaron con 65 o más años de edad tenían 37 o más años cotizados; en esta misma situación sólo estaban un 23% de las mujeres; y apenas un 29% de las mujeres tenían más de 35 años cotizados.

¿Quién va a poder recibir su pensión contributiva de jubilación?

La situación actual es lamentable, desde la perspectiva de la equidad: las mujeres son más del 70% de las personas que reciben una Pensión No Contributiva, cuyo importe es de 339,70 euros mensuales, por debajo del umbral de pobreza (401€). Así pues, ¿qué perspectiva de autonomía e independencia económica se vislumbra para las mujeres?

Así que sí, estoy en contra de este Acuerdo Económico y Social que a demás pretende incluir una ‘dávida’ a modo de reconocimiento de 9 meses de cotización por hij@ (con un máximo de 2 años de cotización) para aquellas mujeres que se hayan dedicado a cuidar ausentándose de la vida laboral. Este tipo de medidas no nos permiten avanzar en igualdad, sólo compensan la situación de desigualdad, reforzando aún más el sistema de división sexual de trabajo. ¡Hasta los ovarios!